Cómics al rescate de la memoria histórica

Tradicionalmente el cómic o la historieta es considerado como un medio de entretención y que generalmente aborda temáticas de ficción o fantasía, en donde los superhéroes son quienes protagonizan la historia y, con más o menos adversidades, terminan siempre victoriosos. Esta idea se ha popularizado las últimas décadas, más aún con la creciente adaptación de cómics de grandes editoriales (entiéndase DC Cómics y Marvel) a la pantalla grande y a plataformas de streaming (Netflix, Amazon prime, HBO Max o Disney Plus). 

 

Batman, Superman, Wonder Woman, Spiderman, X-Men y Avengers son personajes fácilmente reconocibles por la sociedad y aunque no hayamos leído todos sus cómics o visto todas sus películas, a grandes rasgos sabemos de qué trata su historia y cuáles son sus motivaciones.

 

Sin embargo, existe otra línea narrativa que más bien busca rescatar fragmentos de nuestra historia, donde también se habla de hechos heróicos aunque protagonizados por personas comunes y que no siempre tienen un final feliz. Este tipo de trabajos, casi siempre independientes aunque sin ser necesariamente de carácter underground, ha cobrado fuerza desde finales de los 90’s y ha poblando paulatinamente nuestros libreros de grandes títulos.

 

Probablemente, el gatillante de esta tendencia haya sido la obra “Maus” de Art Spiegelman, que adapta el testimonio de un sobreviviente al holocausto judío, utilizando ratones y gatos para suavizar la crudeza de la historia lo que sin querer le permitió masificar su público (vendiendo más de 6.000 ejemplares en su primera edición). Originalmente, “Maus” se publicó de manera paulatina a contar del año 1980 en la revista RAW, pero no fué hasta el año 1991 con el lanzamiento de la edición integral, y sus consecutivas traducciones, que la obra impactó al mundo entero, consiguiendo los premios Pulitzer y Eisner a la mejor novela gráfica el año 1992.

Otro ejemplo similar es el de “Persépolis” (2000) obra autobiográfica de Marjane Satrapi que narra su difícil infancia sometida a un régimen fundamentalista islámico. La obra recibió el año 2001 el premio al mejor guión y Satrapi obtuvo el premio a la artista revelación en el renombrado festival de Angoulême (Francia). 

El impacto de estas obras en el mundo del entretenimiento fue tal, que desde entonces la San Diego Comic-Con tuvo que crear la categoría “mejor cómic basado en hechos reales” y “mejor cómic biográfico” para los premios Eisner. Entre los últimos que han recibido este galardón destaca “They Call Us Enemy” (2020) de George Takei, Justin Eisinger, Steven Scott y Harmony Becker que narra las crudas vivencias de un grupo de refugiados japoneses en Estados Unidos.

 

Pero no todas las historias basadas en hechos reales son necesariamente eventos trágicos, un ejemplo claro de esto es el trabajo realizado por el gran dibujante y guionista español Paco Roca que se a transformado en un verdadero historiador a través del cómic, rescatando historias muy diversas pasando por la era dorada de la historieta en España en “El Invierno del dibujante” (2011), la segunda guerra mundial y la liberación de Francia en “Los Surcos del Azar” (2013), y hasta la biografía de un cantante en “Un romanç amb Botifarra” (2018) que narra la vida de Pep Gimeno. Los títulos son tan amplios en este ámbito que incluso encontramos historias deportivas como es el caso de “El secreto de Gino Bartali” (2021)  de Kike Ibañez que narra la épica vida del ciclista italiano, 2 veces ganador del Tour de Francia y que desafió el régimen de Musolinni.

 

¿Cómo ha sido la tendencia en Chile? En nuestro país este patrón también se repite, aumentando la frecuencia cómics de corte histórico publicados desde los 2000’s. Surgiendo obras ambientadas en la época del salitre como “Santa María 1907” (Pedro Prado, 2014) o “La Senda del Errante” (de Germán Valenzuela, Danny Jiménez, Cristian Perez Bolton, Javier Bahamonde y Alonso Molina, 2015) que relatan la matanza de la Escuela Santa María de Iquique, o ambientadas en tiempos de dictadura militar como “Los años de Allende” (2015) de Carlos Reyes y Rodrigo Elgueta, dupla que también nos deleita con “Nosotros los Selk’nam” (2021) esta vez analizando la diezmada cultura de los pueblos originarios de la Patagonia. De tintes históricos y políticos también encontramos “El Cardenal” (2015) de Kote Carvajal y Luis Insunza que habla de la obra del Cardenal Silva Herniquez y la vicaría de la Esperanza, además del trabajo más reciente de Francisco Ortega y Félix Vega “Los Fantasmas de Pinochet” (2021) que sin ser una obra estrictamente biográfica analiza la vida del dictador chileno profundizando en los rincones más oscuros de su existencia.


 Otro fenómeno interesante en nuestras latitudes, ha sido la reinterpretación de acontecimientos o personajes históricos con un tono más superheróico como lo han hecho Guido Kid Salinas y Sebastian Castro en la saga “Guardianes del Sur” (2017 – 2020) (que adapta la historia de l@s guerrer@s mapuche Galvarino, Caupolicán y Janequeo). Aunque tenemos que ser claros, que si bien esta tendencia ha cobrado mayor fuerza los últimos años, están lejos de ser las primeras obras de carácter histórico, un ejemplo de ello son las aventuras de Mampato en “La Reconquista” (1970) y “El Cruce de los Andes”  (1970) de Themo Lobos con claras influencias del trabajo de Uderzo y Goscinny en Asterix o “El Cobre Chileno” (1987) del mismo Themo Lobos y guionizado por Francisco Galdamez. 

Entonces ¿es el cómic un medio de entretención basado únicamente en historias de superhéroes? Claramente, no. Así como el cine, la narrativa gráfica soporta tantas historias como se quieran y puede ser una excelente herramienta para documentar hechos reales y ampliar su conocimiento. Esto cobra especial importancia en períodos álgidos en los social y político, denunciando abusos o injusticias para motivar cambios, como ocurrió durante la transición de la dictadura militar a la democracia en Chile (80’s-90’s) o como ocurre en la actualidad con el proceso de revuelta social y nueva constitución (En esto profundizaremos en el próximo reportaje).  Sin lugar a dudas la clave se encuentra en su lenguaje, dibujos acompañados de texto, lo que facilita la comprensión de las historias y las hacen accesibles a todo público, otorgándole un potencial comunicacional y pedagógico gigante que debe ser analizado.

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