Esta historia, escrita y dibujada por Sōsuke Tōka, comenzó a ser publicada de manera online en el sitio web Manga Hack en el 2017, pero no fue sino hasta el 2021 que el Studio Wit la comenzó a producir para su emisión y adaptación al animé, bajo la dirección de Yōsuke Hatta. Como referencia, es el mismo estudio que desarrolló las adaptaciones exitosamente, de obras como Vinland Saga y Shingeki no Kyojin.


Quizás para quienes amamos las clásicas películas del Studio Ghibli, nos evoca algo en esas ilustraciones y estilo de animación más tradicional, en las cuales se releva el rol de los personajes infantiles en conflicto con el mundo adulto, y en donde ser niño o niña es sinónimo de sabiduría o de la comprensión más profunda de los vínculos de amor y amistad. Pero, ¿qué tiene de especial esta historia de fantasía que habla de un pequeño príncipe cuya ternura hace estremecer con cada tragedia que sufre?

Lo primero, es el indudable carisma de Boji, un niño sordomudo y diminuto, quien es el principal heredero al trono de un lugar ocupado por un padre (Rey Bosse), que no solo cumple con el estereotipo de poder y fuerza, sino que lo excede; ¡es un gigante con poderes sobrenaturales!
Sus desventuras, que nacen desde la mirada menospreciante de todo el mundo y que al considerarlo incapaz de defender a un pueblo, la traición y humillación de su propia familia y de todos quienes lo rodean, una constante, que provocan en él un autoestima rota, pero que, a pesar de eso, responde con su inmensa ternura e inocencia. Y así, lo angustiante se va volcando hacia algo más amable, sobre todo cuando surge el vínculo con Kage (sombra, en japonés), cuya lealtad es solo comparable con la de Samsagaz Gamyi (de -Lord of the Rings), y quien, además, es sobreviviente de un clan de asesinos y ladrones, y que posee una curiosa forma de mancha oscura con ojos, con una especie de brazo/boca, pero que resulta ser el más noble de quienes rodean al príncipe.

Por otra parte, un detalle constante en el relato oriental; parece ser que la imagen del padre en el manga y en el animé, pertenecen a un personaje arquetípico que conflictúa al protagonista desde su niñez, y no solo eso, sino que lo condena a la soledad, y al tener que rearmarse para diferenciarse, matar al padre para resignificar y volverse aún más fuerte, dando paso al verdadero viaje del héroe.
Esto lo podemos ejemplificar, también, con los protagonistas de Hunter x Hunter; Fullmetal Alchemist; o Dororo, solo por nombrar algunas historias. En los cuales, en definitiva, suelen ser los vínculos de amistad, entre personajes huérfanos o abandonados, lo único necesario para tomar fuerzas en lo que haya que enfrentar.
Ahora bien, cuando hablamos de cuentos de fantasía, sobre todo aquellas historias que asociamos en nuestra niñez, denominadas «cuentos de hadas», en los cuales el personaje principal es una princesa o una joven en camino a serlo, existen elementos en los conflictos que pueden compararse pero, sobre todo, contrastarse. Recién ahora, si pensamos en las historias animadas que llegan al cine, vemos referentes infantiles en torno a quienes se desarrolla una mirada que se aleja de la búsqueda del amor romántico, ¡por fin!

En Ranking of Kings, también existe la madrastra, que cumple el estereotipo de quien busca favorecer a su propio hijo por sobre la dignidad de Boji, pero que, al contrario de la madrastra o bruja mala, Hilling es una mujer con sus propias luces y sombras, con poderes curativos y con una evolución propia que busca enmendar sus errores y su rol en torno a la maternidad y el honor de un objetivo mayor.
Si mencionamos a la bruja malvada que vive en el espejo, que maldice y confabula en contra de quien debiese tener una vida menos desdichada, pensamos en Blanca Nieves, en donde la razón del odio es tan simple como la vanidad y complejo de ser “la mujer más hermosa del mundo”, a eso se redujo lo que escuchamos desde niñas. Pero en cambio, la bruja en el espejo en Ranking of Kings, Miranjo, está lejos de cuestionarse si su belleza es suficiente, sino que la mueve un pasado mucho más complejo y oscuro, entre el amor y lo diabólico en donde la única maldita es ella, quien es a su vez, una niña rota.
He ahí la clave, la mirada desde la infancia, con sus propios nudos internos y en su propia búsqueda por descubrir; ¿quién soy?, ¿qué se espera de mí? Y en eso, el manga y el animé se adelantaron a los relatos occidentales o tradicionales que llegan a la pantalla grande y que son, en definitiva, los referentes con los cuales cuentan niñas, niños y niñes hoy.




Pero más allá de los múltiples análisis que podrían desarrollarse de esta serie, en cuanto a su relación con: Daida, su medio hermano, heredero perfecto al trono; Hiling, su madrastra; los guardianes; Despa, su maestro de espada, y del contraste entre lo oscuro de Miranjo u Ouken, y violento que gira en torno a la inocencia del príncipe. La historia sabe cómo sorprender, con el retrato de aquellos valores que independientemente del estilo de la narración, llama a nuestras propias infancias. Pues, todes cargamos con una herida de infancia, todes resignificamos la imagen del padre, y todes somos mucho menos de lo que el resto esperaba de nosotres, pero que, más allá de toda frustración, luego de un viaje personal nos convertimos en más.
Boji, es único. Su sombra lo hace único. Y su valor está precisamente en eso, en su diferencia. ¿Cuántos somos ese niño?